miércoles, 27 de enero de 2010

Ayer Auschwitz… Hoy Gaza

El día de ayer se cumplió un aniversario más de que el ejército rojo liberó a los prisioneros del complejo de Auschwitz (27 de enero de 1945). En conmemoración, el presidente israelí, Simon Peres expresó:

"Nunca más debemos ignorar a sanguinarios dictadores, que se esconden tras máscaras demagógicas y propagan consignas asesinas", también reconoció el derecho de los palestinos a un “Estado independiente”, pero recalcó el de los judíos a defenderse.

Por otro lado, este mes se cumple un año de la operación Plomo Fundido, ataque contundente por parte de las fuerzas israelí a la franja de Gaza. Dicho despliegue militar, cobró cerca de mil 500 víctimas, en su mayoría civiles. Y aunque a poco más de un año de este enfrentamiento, la reconstrucción de la franja de Gaza sigue paralizada por las dificultades que interpone deliberadamente el Gobierno de Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel.

La imposibilidad de que los palestinos accedan a bienes imprescindibles para levantar de nuevo las viviendas e infraestructuras destrozadas durante los bombardeos es la prueba de que, en contra de lo que establece el discurso oficial en Israel, nunca hubo una retirada en sentido estricto de Gaza, sino una manera diferente de gestionar la ocupación. Ahora no se lleva a cabo a través de asentamientos y destacamentos militares en el interior del territorio, sino mediante la conversión de una pequeña porción de tierra donde malvive un millón y medio de palestinos en un gueto controlado desde el exterior.

La dureza de la política de Netanyahu hacia Gaza pretende minar el poder de Hamás, cuyas milicias han vuelto a enardecerse con el Ejército israelí, lanzando cohetes artesanales y recibiendo bombardeos aéreos de represalia en el sur de la franja. El ideal totalitario de Hamás, así como el hecho de que se hiciera con el control de Gaza mediante un golpe de fuerza contra Al Fatah, no justifica que Israel incumpla sus deberes internacionales con la población civil, manteniendo un férreo bloqueo e imposibilitando la reconstrucción. Haciendo a los palestinos rehenes de una doble intransigencia, la suya y la de Hamás, Israel no cosechará más seguridad, sino que se colocará en una posición de creciente soledad: sus enemigos tendrán cada vez más razones para serlo y sus aliados más difícil seguir a su lado.

Durante los últimos días, el tambaleante poder de Abbas en Cisjordania también ha padecido los efectos de la política de Netanyahu: un ataque contra Nablús, saldado con varios muertos y heridos civiles, ha puesto en evidencia el desprecio israelí por la interlocución que pueda representar la Autoridad Palestina. Las elecciones en los territorios que tendrían que haberse celebrado este mes han sido pospuestas, complicando aún más la situación. Sin una autoridad palestina democráticamente elegida, la suerte de la región sólo dependerá de la fuerza. Y la reunificación política de Gaza y Cisjordania se va pareciendo cada vez más a un sueño irrealizable.

Si bien Auschwitz jamás debe olvidarse, tampoco resulta válido recurrir al fantasma del antisemitismo, pues es el modo más fácil de descalificar a todos los que no muestran un apoyo incondicional a la causa sionista. El antisemitismo justifica las propias acciones y exime de responsabilidades. El sentirse solos e incomprendidos, rodeados de una marea de antisemitismo eterno e indiscriminado, da razones a la política unilateral de fuerza que tan popular es en Israel y que lo ha ido alejando de la comunidad de las naciones.

martes, 19 de enero de 2010

Haití: ¿Quién está a cargo?


Cuatro helicópteros han llevado a los primeros 2,200 marines estadounidenses, de los 10 mil que se planean tomen el control en Haití. Las voces más negativas afirman que esta es la primera avanzada de la Casa Blanca para apoderarse de la isla caribeña. Es cierto que los estadounidenses nunca despliegan su poderío militar sin tener en cuenta la ganancia que se obtendrá en un futuro. Por otro lado, ¿Quién se va hacer cargo de Haití?

Nadie ha tomado en cuenta que los americanos, ni siquiera la ONU, fueron los primeros en asumir la reconstrucción inmediata del puerto haitiano, que en las condiciones actuales sólo es utilizable el 20 por ciento. El dato no puede ser más grave, pues alrededor del 80 por ciento de los productos que necesitaba Haití en su precaria vida cotidiana llegaban por el puerto.

La falla de Haití atraviesa dictaduras, invasiones y la falta de Estado. Desde la colonización francesa, la derrota nunca perdonada a Napoleón en 1803, la invasión estadounidense que algunos limitan de 1915 a 1934, pero que en realidad nunca ha dejado de estar; las atrocidades de los Duvalier —Papá y Baby Doc—; la presidencia fallida de Jean-Bertrand Aristide y la ahora desaparecida de René Préval. Por lo que el terremoto del martes pasado, sólo hizo visible al mundo entero la situación que enfrenta el país más pobre de Occidente.

Dónde antes existía un país llamado Haití, ahora habrá que reconstruir otro con la población que queda. Sin embargo, la comunidad internacional está fallando a los haitianos, al no poder responder a la simple cuestión de quién tomará el control.
Tres candidatos naturales podrían proveer el liderazgo necesario: Estados Unidos, la ONU o el incipiente gobierno haitiano.

Resulta inevitable y fundamental la participación de la Casa Blanca, sin embargo ésta necesita de la autoridad internacional que sólo las Naciones Unidas pueden proporcionar. Por otro lado, las críticas, como la del presidente Chávez, entorpecen las maniobras de los americanos a quienes se les acusa de crear una ocupación militar bajo el pretexto de la ayuda humanitaria.

La ONU también se enfrenta a sus propios problemas crónicos en Haití. Sus sedes han sido arrasadas por el terremoto. No obstante lo anterior, la ONU ha hecho una salida vergonzosa a los esfuerzos de rescate. No tiene sentido su decisión de hacer al gobierno de Haití el árbitro de las actividades de socorro. "Estamos aquí para apoyar al Gobierno. Ellos son los líderes de la recuperación y reconstrucción", dijo Edmond Mulet, jefe interino de la Misión de las Naciones Unidas.

Por otro lado, el Gobierno de Haití, por desagradable que sea la alternativa, no es una solución. La ONU afirma que Haití, como una “nación soberana” debe determinar su destino. Pero resulta evidente que los haitianos no están habilitados para hacer eso. El palacio presidencial y los edificios de todos los ministerios clave de Haití han sido aplastados, 3.000 presos han escapado de la cárcel, la policía está agotada y rebasada, y el centro neurálgico del Gobierno es ahora una comisaría de policía cerca del aeropuerto en las afueras de Port-au-Prince. El gobierno del presidente Préval ha sido incapaz de administrar el país, aún en tiempos de paz.

Lo idóneo sería que la ONU tomará el control. Sin embargo, las Naciones Unidas poco o nada han podido hacer en situaciones humanitarias semejantes; Ruanda o Gaza por mencionar algunos.

Pocas veces lo óptimo es sinónimo de lo mejor. Y en este caso, lo mejor es que los Estados Unidos tomen el control de la isla caribeña, sin que esto signifique la salida más óptima.

Recuerdos de 1921

A colación del desembarque de las fuerzas armadas americanas en Haití, copio algunas líneas del periódico británico Times del 9 de mayo de 1921, donde se denuncian los abusos de los estadounidenses dentro de la isla caribeña:

“Nueva York.- Tres delegados haitianos arribaron a Washington con el propósito de presentar un reporte al Sr. Harding y al Congreso, el cual acusa a los americanos de una serie de largas atrocidades y demandan la retirada de los estadounidenses de Haití.
Revisando la ocupación militar de cinco años por la Marina de los Estados Unidos, el reporte declara que oficiales y hombres de la Marina son acusados de ejecutar diferentes torturas, así como innumerables crímenes. Entre ellos, la remoción de 125 mil libras de los fondos del gobierno haitiano, y depositarlos en un banco de Nueva York, con el propósito de forzar al gobierno de Haití a aceptar el control y las costumbres de los Estados Unidos dentro la isla. (…)”

jueves, 7 de enero de 2010

No habrá victoria en Afganistán


Una cadena de significativos errores en las últimas semanas ha creado un clima de confusión y derrotismo entre los servicios de espionaje de los Estados Unidos, que se sienten impotentes ante la movilidad, la obstinación ideológica y la capacidad de renovación de sus enemigos de Al Qaeda. Un reciente informe militar concluye que, en estas condiciones, es imposible ganar la guerra de Afganistán; "Después de ocho años de guerra, el papel de la comunidad de espionaje de Estados Unidos es sólo marginal... Sus análisis están tan carentes de información que en ocasiones parecen más anécdotas que el producto de un serio trabajo detectivesco... La historia está repleta de ejemplos en los que un ejército poderoso pierde las guerras ante enemigos más débiles porque no prestaron la atención suficiente al entorno del conflicto", afirma un informe presentado el lunes pasado por el general Michael Flynn, el máximo responsable de las operaciones de espionaje en Afganistán.

El momento actual es muy delicado. El propio presidente expuso el martes ante todo el país el fracaso de las agencias de espionaje al enlazar los datos que habrían impedido que el nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab hubiera abordado el avión de Northwest que intentó derribar sobre Detroit. Ese humillante fallo no fue el único de un fin de año calamitoso. Un oficial del Ejército americano que había confesado en público su transformación al radicalismo islámico y que se había reunido con mandos terroristas, tuvo manos libres para provocar en noviembre una matanza entre sus propios compañeros en el cuartel de Fort Hood, Texas


Y más errores…

El pasado 30 de diciembre, la CIA cayó en Afganistán probablemente en la trampa más sangrienta de toda su historia: un agente doble que los había engañado durante un año logró matar en un acto a los siete principales cuadros del espionaje de Estados Unidos en ese país, incluida la jefa de la base de Khost. Tan engañados estaban, que ya habían informado a la Casa Blanca de la trascendental reunión que tendrían ese día con su informante, en la que éste detonó su chaleco explosivo.

Aunque la CIA ha tratado de vengar ese golpe con tres bombardeos con aviones no tripulados en el plazo de una semana, la frustración es inocultable. El ataque de Khost, cometido por un agente jordano que decía tener a su alcance a los principales dirigentes de Al Qaeda, es la prueba de que la CIA carece de conocimiento para distinguir entre amigos y enemigos en una sociedad que se ha demostrado impenetrable para los métodos tradicionales del espionaje estadounidense.

Al Qaeda echa raíces en comunidades rurales a las que los norteamericanos no pueden acceder, reaparece en Yemen cuando parecía derrotada en Irak, crece en Somalia, recluta militantes en lugares tan remotos como Nigeria y se desplaza entre Pakistán y Afganistán sin ser detectados por los más sofisticados medios tecnológicos. Tiene, además, la fe del fanático y la paciencia para esperar un año hasta que uno de sus hombres asesta a la CIA el golpe soñado.

Aprender de la Historia

A finales de año, se cumplieron 30 años de la invasión rusa a Afganistán. Franz Klinstsévich, uno de los soldados soviéticos que combatieron en la región afirma que los estadounidenses están cayendo en los mismos errores que ellos en los ochenta. Y por tanto, será imposible que el ejército estadounidense salga victorioso de Afganistán. Afirma Klinstsévich: "Los estadounidenses deberían saber que cualquier grupo armado que llegue a Afganistán está condenado al fracaso, porque tendrá a la población en contra (…) ¿Qué podía hacer el Ejército soviético contra una guerra de guerrillas en terreno montañoso? Los muyahidin minaban los caminos o ponían tres ametralladoras y las disparaban un minuto contra nuestra caravana militar. El resultado era cuatro o cinco muertos y varios heridos, mientras los atacantes desaparecían de inmediato sin dejar rastro".

Una conclusión: Estados Unidos no tiene dificultad para obtener victorias militares convencionales; sí para sostenerlas en el tiempo y convertirlas en un instrumento eficaz antiterrorista.

Vivencia de la guerra

Comparto el enlace de una serie de videos por la AP (Associated Press), los cuales presentan la experiencia del U.S. Marine Cpl. Jack Hausmann, momentos antes de la operación militar más grande que se haya llevado desde la guerra de Vietnam; Strike of the Sword en la provincia de Helmand, Afganistán.

http://hosted.ap.org/specials/interactives/_international/afghan_diaries/


Fuentes: El País, The Guardian, The New York Times.

martes, 29 de diciembre de 2009

Exportación Talibán

El reciente ataque fallido en Detroit del nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab, además de exponer múltiples fallos en la seguridad interna americana, también refleja la rápida y sólida expansión que la organización islámica-radical está teniendo fuera de sus dominios tradicionales.

Al Qaeda se ha visto a forzada a ir saliendo de Irak y Afganistán, encontrando un nuevo acomodo en los países subsaharianos. Muy especialmente desde que la situación en Irak ha empezado a mejorar y a asentarse el Estado de derecho, aunque de una forma paulatina, Al Qaeda ha ido desplazándose a esta subregión africana buscando una nueva base de operaciones.

Esta región africana conocida como Magreb (en árabe lugar donde se pone el sol), que comprende los países de Marruecos, Túnez, Argelia, Sáhara Occidental y Libia, se ha visto bombardeada por la influencia de Al Qaeda. A tal grado que el grupo talibán comienza a tener presencia en la región del Sahel, que representa toda la franja existente entre el norte de Senegal hasta Somalia, pasando por el norte de Nigeria. De acuerdo con los informes del Pentágono, esta es la zona donde más está creciendo Al Qaeda últimamente.

Esta talibanización africana muestra la conformación de un nuevo proyecto geostratégico de la organización terrorista global, el cual, preocupa seriamente a Europa, debido a su cercanía con la África del norte.

¿Por qué África? Es simple. Las tierras de nadie del Sahel se están convirtiendo hoy en un nuevo Afganistán en este sentido, una nueva plataforma de Al Qaeda para Europa. Sus características geográficas de esta vasta y yerma región, donde es difícil incluso establecer controles satelitales, han despertado el interés de Al Qaeda desde que se empezaron a ver cercados en Irak y Afganistán.

Por esta razón, no será sorpresivo que la agenda europea se centre en poner en marcha un plan para luchar contra el terrorismo en el Sahel.

El día de hoy, Joe Liberman, integrante de la Comisión de Seguridad en los Estados Unidos, afirmó que la guerra de Irak es cosa del pasado, el presente es Afganistán y si no se atiende con seriedad, Yemen puede ser la guerra del mañana. Aludiendo a la ramificación de Al Qaeda de Yemen que se atribuyó el atentado fallido del nigeriano en Detroit.

Y aunque las palabras de Liberman resuenan con todo el espíritu libertador americano. Parece que los estadounidenses aún no alcanzan a comprender que la guerra en Afganistán no se ganará en Afganistán. Si es que se puede hablar todavía de victoria como una mera probabilidad.



domingo, 13 de diciembre de 2009

Afganistán; Más Fe que Estrategia

“Al final, lo importante es esto: cuando los talibanes vayan a buscar al hijo de un padre afgano para que luche con ellos, ¿qué hará ese padre? Si ve que los talibanes no tienen ninguna posibilidad de ganar, si ve que su vida está mejorando, y si cree en su Gobierno, dirá que no. Y entonces la insurgencia perderá. Es así de sencillo. Ésas son las condiciones que tenemos que crear, y creo que, el próximo año, empezaremos a ver la luz al final del túnel.”

– Anders Fogh Rasmussen, Secretario General de la OTAN


Mucho se ha comentado sobre la resolución del presidente Barack Obama de enviar 30 mil soldados más a Afganistán con objeto de combatir a la guerrilla talibán, cuyo centro operativo se encuentra en la zona fronteriza afgano-paquistaní. Este esfuerzo estadounidense elevará a casi 100 mil soldados en la región, junto con la contribución de 40 mil por parte de la OTAN.

Si bien, la opinión internacional se encuentra escéptica con estas medidas, los ciudadanos americanos tienen mayores razones para el pesimismo. Después de ocho años de lucha, más de 800 vidas estadounidenses se han perdido y más de 200 mil millones de dólares se han gastado, el gobierno afgano vagamente se encuentra legitimado y la insurgencia Talibán incrementa su poder.

La Casa Blanca peca de optimismo, de acuerdo con los manuales de contrainsurgencia, estos recomiendan el despliegue de un soldado por cada 20 habitantes; lo que daría como resultado un contingente militar de alrededor de unos 500 mil efectivos sobre terreno. Como se mencionó líneas arriba, a penas 100 mil soldados cubren Afganistán, sin contar a las inoperantes fuerzas armadas afganas.

Es improbable que el nuevo contingente suponga un giro decisivo en el conflicto; más aún si las tropas estadounidenses comienzan su retirada 18 meses después de completar su despliegue, en agosto próximo. También parece ilusorio que en ese tiempo las fuerzas afganas hayan alcanzado el nivel operativo adecuado frente a un enemigo motivado y potente.

En palabras de Nathaniel Fick (Veterano Marine): “The problem with public military timelines is that if they are too short, your enemy will wait you out, and if they are too long, your enemy will drive you out.” Por esta razón, desde la perspectiva militar, anunciar un deadline en Afganistán no hace sentido, pues los insurgentes conocen los planes y se entorpece la ambigüedad estratégica.

Barack Obama asegura que los Estados Unidos ganarán la guerra. Sin embargo, el mandatario americano parece pasar por alto condiciones que se encuentran fuera de su control. Una es un Gobierno en Kabul mínimamente creíble y muy alejado de las prácticas de Ahmed Karzai. Otra, la estrecha cooperación del decisivo e inestable Pakistán, asediado por sus propios talibanes. Por lo que vale echar una mirada a la historia, la cual demuestra que con demasiada frecuencia la realidad desbarata los mejores planes formulados en una pizarra.

Pareciera que la nueva estrategia de Obama apunta a una derrota que hundiría tanto a los Estados Unidos como a la OTAN. Sin embargo, esto es suponer que en Afganistán se juega realmente el destino del mundo. Suposición que tal vez no sea tan descabellada.

No obstante, la realidad americana dibuja un presente y futuro distante al afgano, pues los Estados Unidos se encuentran enterrados en deuda, tanto individual como colectiva, y tras una década en donde los ingresos de la clase media trabajadora han caído, y más ciudadanos han cruzado por debajo la línea de pobreza, sin contar el número de americanos que no cuentan con seguro médico y el alto índice de desempleo. Parece que Obama no está planeando una victoria en Afganistán, sino una retirada silenciosa que ya no sume números rojos.

“Our troop commitment in Afghanistan cannot be open-ended — because the nation that I am most interested in building is our own.”

Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos –

“The announcement that American troops could begin leaving in 18 months served as a kind of shock therapy, but caused anxiety. Can we do it? That is the main question. This is not done in a moment. It is a process.”

Rangin Dadfar Spanta, Foreign Minister of Afghanistan –

Fuentes:

Esther Shabot: “Afganistán: el factor paquistaní” en Excelsior.

Anders F. Rasmussen: “Un nuevo impulso para Afganistán” en El País.

Jesús A. Núñez: “Afganistán, las grietas del plan de Obama” en El País.

Sabrina Tavernise & Carlotta Gall: “Afghanse and Pakistanis Concerned Over U.S. Plan” en The New York Times.

Roger Cohen: “Afghanistan on Main Street” en The New York Times.

Editorial de The Economist: “Obama’s war”.

*Fotografías: NYTimes.

martes, 24 de noviembre de 2009

Irán en busca de “amigos”



Mahmud Ahmadineyad, presidente de Irán, comenzó esta semana una gira por Latinoamérica. La agenda de Ahmadineyad apunta a reunirse con Lula da Silva para debatir una probable cooperación en el área de energía nuclear y un futuro acuerdo de supresión de visados para los ciudadanos de ambos países. La realidad, es que el mandatario iraní busca hacerse de aliados y limpiar en lo posible su imagen internacional. Bolivia y Venezuela serán sus otras escalas.

Dentro de su país, Ahmadineyad es visto como una mezcla de perversidad e ingenuidad. Líder que reúne las peores características culturales de Irán; capaz de mentir con sinceridad y de salir de apuros con bastante astucia.

Resulta evidente el peligro de infiltración iraní en Latinoamérica. Y sin menospreciar el asunto del armamento nuclear que pretende Irán, se debe también considerar el problema de la exportación terrorista. A continuación algunos datos;

  • Teherán es la única capital del mundo donde virtualmente todos los grupos terroristas del globo mantienen “oficinas y centros de información”.
  • Cada año, entre el 1 y el 11 de febrero, la República Islámica es sede de “Los diez días de la aurora”, donde grupos terroristas se reúnen para coordinar lo que ellos llaman una lucha armada global.
  • Irán, posee una fuerza especial de élite, Al-Quds (Jerusalén), con el propósito de exportar la revolución islámica por medio de la violencia y el terror.
  • El gobierno iraní se atribuye abiertamente el crédito de introducir los atentados suicidas en Medio Oriente, perpetrados en Líbano durante los años 80 por el grupo terrorista Hezbolá (grupo patrocinado por Irán).
  • Teherán alberga a militantes Talibán, Al-Qaeda y de Hizb Ilami, en su territorio. Los principales campamentos se encuentran a lo largo de su frontera con Afganistán. Y se tiene conocimiento de que el gobierno iraní tiene trazados diferentes esquemas para armar a miles de luchadores chiítas del grupo de los Hazaras, con el objetivo de tomar el control de Kabul en caso de que los estadounidenses se vean forzados a retirarse.
  • Existen evidencias de que Ahmadineyad tiene nexos con las FARC. Y gran parte de sus visitas a Venezuela, han sido con el propósito de seguir apoyando al grupo guerrillero.

Ejemplos sobran, y todo parece indicar una inevitable infiltración iraní en el cono sur. Así, es altamente probable que veamos mayor presencia norteamericana en la región. Con el fin de contrarrestar la balanza. La situación es delicada, y los latinoamericanos siempre solemos pecar de ingenuidad.


Relaciones Irán-Latinoamérica

Venezuela e Irán tienen más de 100 acuerdos de cooperación. Uno de los más importantes es el petrolero, donde Teherán invertirá 2,700 millones de euros.

Bolivia se ha visto beneficiada por el apoyo de Ahmadineyad a los programas de salud del presidente Evo Morales. Además ha financiado la instalación de una planta petroquímica.

Ecuador es acreedor de un crédito iraní de 80 millones de euros.

En Nicaragua, Irán ha financiado la construcción de 10 mil viviendas populares, así como varios proyectos de energía.

Para Brasil, Irán representa el 28.7 por ciento de las exportaciones brasileñas a Medio Oriente. Además el 80 por ciento del comercio bilateral entre Irán y América Latina es acaparado por Brasilia y Teherán.


sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Palestina extraña a Arafat?


Este mes se cumplieron cinco años de la muerte de Yasir Arafat. Sin embargo, el conflicto iraelí-palestino sigue en el camino de una aberrante perpetuidad.

Sin quitar valor a la gran resistencia ejercida por Arafat durante su vida. Es indudable que su mayor legado fue el lingüístico. Y parafraseando al poeta Mahmud Darwix; Arafat restituyó un gentilicio al mundo: el “palestino”. El cual, se había intentado borrar en beneficio del mito sionista de la tierra vacía, según el cual la tierra “bíblica” aguardaba deshabitada a judíos nacionales de decenas de países. Pero aquello no era la tierra bíblica, sino un Estado étnico-confesional de ingeniería poscolonial.

Hablar de vacíos políticos casi siempre remite a lugares comunes o a frases en el hartazgo de lo trillado. Sin embargo, la ausencia de Arafat es evidente. Actualmente Mahmud Abbas, al frente de la presidencia palestina, someramente ha logrado lidiar con la situación.

Hoy por hoy, la legitimidad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se encuentra en su punto más bajo. En los años finales de Arafat, tras la explosión de la Segunda Intifada en el 2000, las encuestas daban un empate entre Fatah y Hamás, pero el 50%, la mayoría, no prefería a ninguno. Tras la muerte de Arafat, Fatah se ha debilitado, y los palestinos optaron por una solución radical y novedosa, ejerciendo su voto a favor de Hamás. Lo que origina una pesadilla para el legado de Arafat: la desunión y el enfrentamiento civil.

El futuro político palestino en estos momentos carece de esperanza, o algo similar. Sobretodo, con el anuncio por parte de Mahmud Abbas de no buscar la reelección. Y aunque el líder palestino goza de fama de moderado y además cuenta con la aceptación de la mayoría de su pueblo y de la comunidad internacional, enfrenta una serie de realidades que lo invitan a bajar las manos:

1) Las negociaciones de paz con Israel se encuentran suspendidas desde hace meses debido a que su contraparte, el gobierno de Netanyahu, no ha accedido a cumplir con uno de los requisitos fundamentales planteados para emprender las pláticas: el congelamiento de la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania y el este de Jerusalén. Lo que evidencia avances tangibles para el pueblo palestino con relación al objetivo de concretar un Estado independiente.

2) Los esfuerzos, principalmente los egipcios, por reconciliar a Hamas que gobierna en Gaza con Fatah de Abbas, han sido infructuosos. Desde que la agrupación fundamentalista Hamas protagonizó un golpe de Estado hace más de dos años, cuando expulsó a las fuerzas de Mahmud Abbas de Gaza, la guerra y el rencor han sido los signos que han marcado la relación entre ambos bandos. Hamas se ha dedicado desde entonces a sabotear cualquier avance positivo capaz de fortalecer a la ANP.

3) La Liga Árabe ha tratado con gran indiferencia a la ANP, encabezada por Abbas, lo cual beneficia a nadie. En estos momentos, la principal ayuda que recibe la ANP proviene de la Unión Europea y los Estados Unidos, mientras que sólo una proporción simbólica es aportada por los países árabes. Y aunque en un discurso lógico uno podría pensar que la prioridad de las naciones árabes debiera ser fortalecer las capacidades de la ANP, la negligencia y la pasividad son lo que prevalece por el momento.

Por su parte, Israel incumple sistemáticamente toda posibilidad de acuerdo, y sigue desmembrando Palestina. Como se mencionaba, los colonos en Cisjordania han aumentado, 18% desde 2004. Los 790 kms del muro, declarado ilegal por el Tribunal de la Haya, está prácticamente concluido. Los checkpoints y las barreras a la movilidad impiden cualquier posibilidad de una vida normal en la población. Jerusalén se encuentra ya aislada por completo de su entorno palestino. La retirada israelí de Gaza en agosto de 2005 y la declaración de la Franja como "entidad hostil" en septiembre de 2007, han permitido a Israel desentenderse impunemente de sus obligaciones jurídicas internacionales como potencia ocupante y castigar colectivamente a toda la población mediante el bloqueo. Gaza ha tenido el triste honor de inaugurar un nuevo limbo jurídico internacional, que en términos cotidianos significa desnutrición económica, física y moral.

La ruta de Arafat sin duda se extraña. Sin embargo, una eventual desaparición de Abbas del liderazgo político de los palestino sólo representará un retroceso en el proceso de pacificación. Las figuras capaces de reemplazarlo presentan serias limitaciones, y la ausencia de un líder podría ser aprovechado por las corrientes más extremistas.

No en balde, Shimon Peres, presidente actual de Israel y reconocido abanderado de los esfuerzos de pacificación, pidió públicamente a Abbas, dar marcha atrás en su decisión de no aspirar a la reelección. Aunque también es cierto que los judíos nunca habían estado tan cómodos y con tanto margen de maniobra como con Abbas.

Fuentes: Luz Gómez García (El País), Esther Shabot (Excelsior).