domingo, 20 de septiembre de 2009

Democracia… ¿Quién la Pidió?


Aguas pantanosas y bastante profundas son en las que se ha metido Occidente gracias a George Bush. Si bien, la idea de la guerra contra el terrorismo sigue siendo un término tan ambiguo como el enemigo que se plantea, la realidad es innegable. La guerra debe continuar. No hay marcha atrás.

Construir un Estado Democrático en Afganistán (como también se pretende en Irak) es el fin último de esta larga y costosa empresa militar. Así, a manera de producto de alta calidad y exportación, Occidente pretende llevar un proceso histórico, cultural, social y político a una región donde las categorías poco tienen que ver con una racionalidad democrática.

Occidente ha cometido innumerables y severos errores en Medio Oriente. Sin embargo, si el proyecto de democratización pretende alcanzar cierto éxito, se deben resolver de manera inmediata algunas cuestiones;

1. DDerechos humanos. Aunque el reciente cierre de Guantánamo parece un avance “importante” en esta materia por parte de la Casa Blanca. No debe perderse de vista que hasta estas últimas semanas la administración de Obama ha comenzado un nuevo programa para dotar de derechos de defensa a sus prisioneros en la prisión de Bagram, al norte de Kabúl. Resulta inconcebible llevar a cabo una ‘guerra justa’ cuando principios tan elementales no se cumplen. Habrá que seguir de cerca si la Unión Americana hace realidad este nuevo programa.

2. EElecciones. Sin duda, la elección efectiva de gobernantes a través del voto libre es la manifestación más importante de la democracia. Sin embargo, las recientes elecciones en Afganistán han puesto en aprietos a los americanos. Al menos 700 mil votos fraudulentos han detectado hasta el momento las comisiones de control electoral, lo que levanta importantes sospechas a la victoria del actual presidente Karzai. La legitimidad del poder está en entredicho, sin considerar la dudosa procedencia moral de Karzai y sus colaboradores. No hay que olvidar que la Casa Blanca apoyó al actual presidente afgano para llegar al poder en el 2001.

3. SSalida de Aliados. El escepticismo de una victoria en Medio Oriente es la idea que empieza a rondar en Europa. Así, algunos gobiernos occidentales ya consideran una retirada próxima; alemanes, españoles y principalmente los italianos comienzan a planear una salida “decorosa”. Muy posiblemente esto desestabilizaría puntos estratégicos que han costado mucho esfuerzo controlar.

Es un hecho que no existen respuestas sencillas para Afganistán o Medio Oriente. No obstante, esto no significa buscar coartadas o pretextos para establecer fechas de retiradas o alejamientos por falta de puentes de comunicación. No debe perderse de vista que una retirada en Afganistán solamente reflejaría una vergonzante derrota ensombrecida por una tragedia humanitaria. Y aunque resulta innegable el hecho que la cuestión afgana es una cuestión que los propios afganos deben resolver por ellos mismos, es una realidad que en este momento es una cuestión que no sólo a ellos concierne.

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