martes, 17 de noviembre de 2009

¿Alguien se acuerda de Somalia?

Más allá de la crisis alimentaria que vive la península oriental de África, el gobierno de los Estados Unidos necesita poner más atención en sus políticas con el país africano, y rápido. Aunque es claro que la inestabilidad y violencia que han reinado por dos décadas en la zona han diluido todos los esfuerzos de los norteamericanos y de la comunidad internacional, resulta inminente voltear la mirada a Somalia.

Tras los ataques del 9/11, los Estados Unidos han puesto sus esfuerzos en impedir que el país afircano se convierta en una base estratégica para al Qaeda . Pues el grupo terrorista tiene una fuerte influencia en la población somalí. Además, ha polarizado al país en dos bandos; reformistas Islamistas moderados y dogmáticos radicales. La tribu Salafi abiertamente se ha promulgado a favor de la jihad y ha fortalecido sus redes de poder. Una de sus ramificaciones, la milicia radical al Shabab, controla actualmente gran parte del Sur de Somalia y mantiene importantes nexos con al Qaeda. Por otro lado, la brutal ocupación de Somalia por su histórico rival Etiopía (2006-2009), ha acelerado la insurgencia y despertado la ira de los somalíes alrededor del globo. Además de que Estados Unidos pierde simpatía con la población, al haber apoyado abiertamente la invasión etiope.

No es secreto que una de las principales preocupaciones de la Casa Blanca es que al Qaeda este desarrollando una base dentro de Somalia, desde donde se tracen planes de ataque fuera del país africano. Sobretodo, porque gran parte de la diáspora somalí tiende a la alienación terrorista.

A inicios del 2009, un grupo de somalíes fueron arrestados en Minnesota, tras su reconocimiento como guerrilleros de al Shabab. En agosto del mismo año, dos somalíes fueron arrestados en Melbourne al comprobarse su participación en la planeación de un ataque suicida que tendría como objetivo una base militar australiana. Tampoco debe obviarse que el primer americano en realizar un ataque suicida fue en Somalia, en octubre del 2008.

Evidentemente, todos estos incidentes aislados han generado mayor nerviosismo del que merece. Independientemente de los alcances de los somalíes, la situaciónn han logrado poner a la administración de Obama en una posición incómoda. Pues tarea nada sencilla será mantener al país africano en extrema vigilancia y evitar el incremento del espíritu anti-occidental que se vive en Somalia.


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