sábado, 21 de noviembre de 2009

¿Palestina extraña a Arafat?


Este mes se cumplieron cinco años de la muerte de Yasir Arafat. Sin embargo, el conflicto iraelí-palestino sigue en el camino de una aberrante perpetuidad.

Sin quitar valor a la gran resistencia ejercida por Arafat durante su vida. Es indudable que su mayor legado fue el lingüístico. Y parafraseando al poeta Mahmud Darwix; Arafat restituyó un gentilicio al mundo: el “palestino”. El cual, se había intentado borrar en beneficio del mito sionista de la tierra vacía, según el cual la tierra “bíblica” aguardaba deshabitada a judíos nacionales de decenas de países. Pero aquello no era la tierra bíblica, sino un Estado étnico-confesional de ingeniería poscolonial.

Hablar de vacíos políticos casi siempre remite a lugares comunes o a frases en el hartazgo de lo trillado. Sin embargo, la ausencia de Arafat es evidente. Actualmente Mahmud Abbas, al frente de la presidencia palestina, someramente ha logrado lidiar con la situación.

Hoy por hoy, la legitimidad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se encuentra en su punto más bajo. En los años finales de Arafat, tras la explosión de la Segunda Intifada en el 2000, las encuestas daban un empate entre Fatah y Hamás, pero el 50%, la mayoría, no prefería a ninguno. Tras la muerte de Arafat, Fatah se ha debilitado, y los palestinos optaron por una solución radical y novedosa, ejerciendo su voto a favor de Hamás. Lo que origina una pesadilla para el legado de Arafat: la desunión y el enfrentamiento civil.

El futuro político palestino en estos momentos carece de esperanza, o algo similar. Sobretodo, con el anuncio por parte de Mahmud Abbas de no buscar la reelección. Y aunque el líder palestino goza de fama de moderado y además cuenta con la aceptación de la mayoría de su pueblo y de la comunidad internacional, enfrenta una serie de realidades que lo invitan a bajar las manos:

1) Las negociaciones de paz con Israel se encuentran suspendidas desde hace meses debido a que su contraparte, el gobierno de Netanyahu, no ha accedido a cumplir con uno de los requisitos fundamentales planteados para emprender las pláticas: el congelamiento de la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania y el este de Jerusalén. Lo que evidencia avances tangibles para el pueblo palestino con relación al objetivo de concretar un Estado independiente.

2) Los esfuerzos, principalmente los egipcios, por reconciliar a Hamas que gobierna en Gaza con Fatah de Abbas, han sido infructuosos. Desde que la agrupación fundamentalista Hamas protagonizó un golpe de Estado hace más de dos años, cuando expulsó a las fuerzas de Mahmud Abbas de Gaza, la guerra y el rencor han sido los signos que han marcado la relación entre ambos bandos. Hamas se ha dedicado desde entonces a sabotear cualquier avance positivo capaz de fortalecer a la ANP.

3) La Liga Árabe ha tratado con gran indiferencia a la ANP, encabezada por Abbas, lo cual beneficia a nadie. En estos momentos, la principal ayuda que recibe la ANP proviene de la Unión Europea y los Estados Unidos, mientras que sólo una proporción simbólica es aportada por los países árabes. Y aunque en un discurso lógico uno podría pensar que la prioridad de las naciones árabes debiera ser fortalecer las capacidades de la ANP, la negligencia y la pasividad son lo que prevalece por el momento.

Por su parte, Israel incumple sistemáticamente toda posibilidad de acuerdo, y sigue desmembrando Palestina. Como se mencionaba, los colonos en Cisjordania han aumentado, 18% desde 2004. Los 790 kms del muro, declarado ilegal por el Tribunal de la Haya, está prácticamente concluido. Los checkpoints y las barreras a la movilidad impiden cualquier posibilidad de una vida normal en la población. Jerusalén se encuentra ya aislada por completo de su entorno palestino. La retirada israelí de Gaza en agosto de 2005 y la declaración de la Franja como "entidad hostil" en septiembre de 2007, han permitido a Israel desentenderse impunemente de sus obligaciones jurídicas internacionales como potencia ocupante y castigar colectivamente a toda la población mediante el bloqueo. Gaza ha tenido el triste honor de inaugurar un nuevo limbo jurídico internacional, que en términos cotidianos significa desnutrición económica, física y moral.

La ruta de Arafat sin duda se extraña. Sin embargo, una eventual desaparición de Abbas del liderazgo político de los palestino sólo representará un retroceso en el proceso de pacificación. Las figuras capaces de reemplazarlo presentan serias limitaciones, y la ausencia de un líder podría ser aprovechado por las corrientes más extremistas.

No en balde, Shimon Peres, presidente actual de Israel y reconocido abanderado de los esfuerzos de pacificación, pidió públicamente a Abbas, dar marcha atrás en su decisión de no aspirar a la reelección. Aunque también es cierto que los judíos nunca habían estado tan cómodos y con tanto margen de maniobra como con Abbas.

Fuentes: Luz Gómez García (El País), Esther Shabot (Excelsior).

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